Capitulo ciento cincuenta y dos:
Todo había cambiado desde hace exactamente siete semanas. Nada de lo que estaba ocurriendo allí era de esperarse. Ya que ni la misma mariana hubiera creído si alguien le hubiera dicho que se encontraría en ese momento tirara en el sillón junto aun cuerpo masculino, besándose o más bien chapándose desesperadamente como si el mundo fuera a terminar.
La complementación de los cuerpos que estaban prácticamente al límite de la locura pasional que dos seres pueden sentir. Ellos se dejaban llevar por ese sin fin de sensaciones placenteras que le entregaba descubrir el cuerpo del otro y el suyo mismo.
Mariana con sus manos masajeaba la nuca que contenía pocos cabellos despeinados y que ahora estaba aun más despeinado por el masaje y presión descontrolada para que no se pueda separar.
Mientras que el masajeaba su cola suavemente mientras la presionaba para acercarla a su cadera.
Le fue imposible a Lali soltar un gemido en medio de aquel beso, a causa de haber sentido como su cadera se unía a la de el haciendo notar la dureza de su masculinidad, y lo único que separaba de su húmedo calor era esas capas de ropa que aun tenían.
Las respiraciones, los corazones, la sangre que corría en las venas estaban a mil por hora, lo único que se oía en aquel departamento eran gemidos de placer y movimientos sobre el sofá a causa de los cambios de posiciones de aquellos amantes.
El calor era insoportable, ambos ya empezaban a tener pequeñas gotas de sudor en algunas partes del cuerpo. Pero ese calor corporal no era nada comparado con el que se encendía cada vez mas fuerte dentro de ellos.
No eran conciente de pensar en nada de lo que estaba pasando, ese momento solo era sentir al otro los mas cerca y conectado posible.
El comenzó a meter la mano debajo de aquel vestidito florado que tenia puesto que enmarcaba todas sus curvas que eran perfectas para él.
continuara...
No puede ser otro k Peter,Lali no se entregaria d ese modo a nadie mas.
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